La extensión de verde más grande la ciudad ofrece una multitud de opciones para pasar una jornada entera de disfrute. Un paseo que incluye desde botánica hasta astronomía, pasando por el arte, el deporte y la arquitectura.
La extensión de verde más grande la ciudad ofrece una multitud de opciones para pasar una jornada entera de disfrute. Un paseo que incluye desde botánica hasta astronomía, pasando por el arte, el deporte y la arquitectura.
Dedicá un día completo de tu viaje a conocer las 400 manzanas que ocupan los Bosques de Palermo, la extensión verde más grande de la Buenos Aires. Un paseo que te ofrece múltiples opciones para recorrer.Te sugerimos combinarlas entre sí como si participaras en una carrera pausada de postas. Vos elegís el orden: las callecitas internas en bicicleta; los lagos en los famosos bicicafos o botes a pedal; los confines del parque en un carruaje tirado por caballos -al que los porteños llaman “mateo”; y el Rosedal a puro senderismo y meditación. Comparado con el Central Park de Nueva York, el Hyde Park de Londres o el Bois de Boulogne de París, el Parque Tres de Febrero (su nombre oficial) permite un encuentro íntimo con el arte, la literatura, la astronomía, el deporte, la arquitectura y la botánica.
Un circuito completo que satisface el anhelo de la mente, el corazón y los sentidos
Diseñados por Carlos Thays -el paisajista francés que llegó a las tierras criollas a fines del siglo XIX y que se encargó de hacer florecer la ciudad-, los bosques están conformados por distintas áreas de verde, tres lagos artificiales y un sector dedicado al cultivo de más de 8 mil rosales, además de un museo, un romántico puente y la intrigante construcción del Planetario.
* TIP: Debido a que es uno de los espacios preferidos por los porteños para pasear y relajarse el fin de semana, te recomendamos que mejor vayas de lunes a viernes cuando la serenidad y el silencio extienden sus dominios sobre el lugar.
Podés comenzar el circuito por la mañana alquilando una bicicleta para explorar cada uno de los rincones de los bosques que, gracias a su frondosa vegetación, recrean microclimas de sombra y aire fresco. Aprovechá el paseo para contemplar la belleza de los más de doce mil árboles antiguos y exóticos de distintas especies como tipas, eucaliptos, talas, ombúes, jacarandás, plátanos, ceibos, lapachos, araucarias y palos borrachos. Además, y a pesar de estar en el medio de la ciudad, vas a poder observar algunas de las 194 especies de aves que sobrevuelan Buenos Aires como garzas, loros y pájaros carpinteros. Y un dato más: aunque visites la ciudad en otoño o en invierno, siempre vas a encontrarte con algún árbol florecido gracias al trabajo de Carlos Thays, que pensó en una Buenos Aires siempre en flor: en octubre, por ejemplo, las protagonistas son las florcitas amarillas de las tipas, mientras que en noviembre el lila de los jacarandás se lleva todas las miradas y también las fotos de Instagram.
Podés hacer un picnic al mediodía cerca de algunos de los lagos artificiales e ir divisando el bote que vas a alquilar para recorrerlos. Cuando termines, después de, quizás, una siesta reparadora al aire libre, podés visitar el Museo Sívori, que se encuentra dentro de los bosques y que cuenta con un gran patrimonio de obras de arte argentino: pinturas, esculturas, tapices y grabados.
Dejá la visita al Rosedal para el atardecer y acercate a contemplar la intrigante construcción del Planetario Galileo Galilei, que abre de martes a domingos por la tarde. Saturno y sus anillos fueron la inspiración para crear este curioso edificio de cinco pisos, vidriado, con escaleras panorámicas y una sala circular de 20 metros de diámetro con capacidad para 360 personas desde donde se ve, del lado interior de la cúpula, un hermoso espectáculo sobre la conformación del universo. Imperdible.
Ahora sí, con la luz del atardecer, te invitamos a conocer el sector más hermoso de los bosques: el Rosedal y los más de 8 mil ejemplares de rosas que crecen en sus dominios. Para lograr una experiencia impactante, te conviene ingresar cruzando el romántico puente helénico de madera -conocido también como el de los suspiros- que atraviesa uno de los lagos y que termina justo donde empiezan las rosas. Allí te vas a encontrar con el Jardín de los Poetas, una zona en la que conviven bustos de diferentes poetas y escritores famosos como William Shakespeare, Paul Groussac, Alfonsina Storni, Dante Alighieri, Federico García Lorca y Antonio Machado, entre otros. Por último, podés impregnarte de perfume de rosas en el Patio Andaluz, un anfiteatro con glorieta cubierta de rosales trepadores y enredaderas que tiene como centro con fuente de cerámica y mayólicas. A la vuelta, la avenida Del Libertador te ofrece un hermoso paisaje urbano de elegantes residencias y edificios.
BY CECILIA ACUÑA
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